Noche meditando cosas. Dándome cuenta de cuanto he cambiado. Mi filosofía de vida era aprender, enseñar y servir.
Cuando sentía que ya no servía me alejaba para evitar el dolor, me sentí basura por no poder mantener esos lazos con personas importantes y al enfermar se reforzó esa posición. Pero las cosas cambiaron a mejor.
Mis padres me enseñaron humanidad y a sentir, templar un carácter amable que vale mucho más que solo conocimiento y materialidad, un corazón que puede todo, valores que todos deberían tener y un sentido del honor más allá de toda barrera temporal y la valentía de enfrentar el dolor.
Mis amigos me enseñaron que, pese a ya no servir, siguen estando ahí y esperan lo mismo de mí, aun hay mucho de lo que puedo entregar, me mostraron con hechos que valgo mucho como persona, aún sin dinero ni conocimientos.
Y para terminar la vida me demostró que solo hay que vivir y ayudar a vivir, un concepto mucho más amplio que solo aprender, enseñar y servir.
Vivir lo engloba todo, sueños, esperanzas, lo aprendido; lo servido, o mejor dicho lo apoyado, o aún mejor dicho lo compartido. Vivir implica superar el dolor, reconocer los errores y crecer poco a poco, evitar el miedo, levantarse, caer y volver a levantarse, amores, fiascos, éxitos y fracasos. No importa el conocimiento que tengas, siempre aprender para darle tu legado a los que aprenden de ti.
No estoy solo, y nadie lo está ya que siempre aparecerá alguien, sea como persona, una imagen o un recuerdo.
Solo hay que vivir, vivir con las experiencias, con las metas cumplidas y los desafíos fallidos, no importa cuantas tonterías se hagan todo es parte del camino que seguimos y para cuando debamos partir, no sea un fin, ya que dejaremos un legado a los demás que aprendieron de la vida que terminó, pero si hay recuerdos, esa vida nunca terminará, eso es trascender a la muerte, sobreponerse al miedo, superar el dolor, dejar un inscrito en los corazones y recuerdos de quienes te conocieron y compartieron el regalo de la vida con cada uno de nosotros, mientras creamos unos a otros no habrá nada que temer, la inmortalidad es posible, la vida es eterna, la muerte es solo un paso más allá.
Para aprender esto fui al infierno y me echaron a punta pié, ese será mi inscrito de vida y mi fe en este mundo.
A los que lean esto, muchas gracias
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Muchos saludos desde Chile, desde ya muchas gracias, Dios los bendiga.
La vida es eterna, la muerte solo un paso por Ariel Pereira Aguayo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.